OPINIÓN
REVISTA EL CAMPO - DIARIO EL MERCURIO
Columna publicada el 28/08/2023
Por Sebastián Valdés Lutz
Sin duda que la agricultura está en período de ajustes, enfrentada a un entorno que cambia con más frecuencia y mayor impacto.
Los surcos que cobijan las carreteras hídricas del Perú no sólo removieron tierra con su trazo, sino también el marasmo de un competidor que en pocos años aprendió a transformar sus ventajas en valor, empobreciendo la oferta de arándanos, uvas y paltas de Chile. Así también emergen nuevos competidores regionales y globales en otras especies y sectores agroindustriales, favorecidos por las inversiones de grandes nuevos conglomerados que los fondos de pensiones internacionales están construyendo en base a fusiones y adquisiciones.
Consumidores más involucrados en su alimentación no sólo exigen sabor, textura e innovación, sino prácticas de producción y distribución acordes con sus estilos de vida y creencias. Así la cadena de abastecimiento está exigiendo total responsabilidad en prácticamente todas las áreas de injerencia de la empresa en la sociedad, incluyendo seguridad alimentaria, medio ambiente y comunidades.
El cambio climático global ha reducido las certezas de los negocios agrícolas, llevándolas a operar en “modo contingencia” como norma, discriminando y aislando a aquellos incapaces de reconocer y mitigar los riesgos de una actividad que simplemente se ha vuelto más exigente.
Esta clase de desafíos necesita nuevas respuestas y soluciones, que emanen de la disrupción, del cuestionamiento a lo habitual, de la agregación de distintas áreas de conocimiento y, sobre todo, de cuidar en cada decisión la propuesta de valor de mi negocio.
No se pueden enfrentar los nuevos desafíos con las herramientas de siempre. Ante negocios que están bajo la presión de su entorno competitivo, habitualmente se recurre a recortes de costos que ahorran no sólo en lo que sobra, sino también en lo que falta, mermando la capacidad del huerto para producir valor, calibre, calidad y condición. Se analiza la estructura de costos del negocio como una receta de ingredientes, y se prescinde de ellos esperando milagrosamente llegar al mismo resultado. Es tal la distancia entre la medida y la consecuencia, que muchos privilegian el ahorro cierto actual.
El mundo industrial nos recomienda enfrentar la merma de competitividad con ganancias en eficiencia sin quitarle valor al producto. Observar y cuestionar los procesos agrícolas para hacer más con menos, alterando el modelo de negocios en todo lo que sea necesario para sostener la propuesta. Tomar decisiones con información cierta, sujeta a seguimiento y mejora, y dejar de lado las presunciones atadas a viejas creencias. Es mejor recortar aquello que nos impide pensar distinto, en vez de recortar lo vital para sostener el negocio.
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